martes, 30 de octubre de 2012

Lucha de Cosmovisiones


Cristianismo vs. ateismo..un tema viejo.


Un evento conocido ocurrió algo de 3,000 años atrás, cuando Elías enfrentó a 450 profetas de Baal y 400 profetas de Asera. Esos falsos profetas comían de la mesa de la reina (1 Reyes 18:19), lo cual indica que estaban entre la gente más respetada y de confianza en la sociedad. Aunque obviamente estaban equivocados, su posición y poder había influenciado tanto al pueblo que cuando Elías declaró, “Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él”, “el pueblo no respondió palabra” (1 Reyes 18:21). Mucha gente (o la mayoría) sin duda sabía que Baal había sido creado por la imaginación de hombres. Sin embargo, el hecho que tantas personas “importantes” en su sociedad promovían a Baal les causaba dudas acerca de Dios, o les intimidaba hasta el punto de no estar dispuestos a defender firmemente su creencia en Dios.

Los medios de comunicación populares presentan el debate de Cristianismo versus Evolución como ciencia versus religión, donde la Deismo (Cristiano) es religión y la Evolución es ciencia.

Sin importar si usted es un cristiano o un evolucionista, si usted no está de acuerdo con el estereotipo, es condenado y "denunciado" como un fanático religioso que secretamente trata de hacer pasar religión como ciencia, o peor aún, trata de desmentir la ciencia para redimir una ridícula visión religiosa del mundo, no científica.

¿Importa este debate?

¿Por qué reñir siquiera acerca de la Creación Divina versus Evolución? ¿Importa realmente lo que creemos acerca de dónde venimos? Absolutamente. Nuestras opiniones sobre moralidad, justicia, propósito, autoestima, humanidad, deberes, y destino están estrechamente ligadas a nuestras opiniones acerca del origen humano.

Por ello las Escrituras nos mandan a presentar defensa de la fe contra todo aquello que demande razón de nuestra creencia.

Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas. Jesús
 
Solo reniega de Dios aquel a quien le conviene que no exista. Agustín