Por qué la ciencia
moderna se desarrolló en el Occidente cristiano y no en China, la India, Grecia
o el Islam? Estas culturas tuvieron sus genios, lenguaje matemático, clases
ociosas educadas, recursos estatales... Y, sin embargo, «nada en absoluto
comparado a la ciencia moderna.
Algunos alegan que fue la imprenta la
que catapulto a Occidente, nadie lo niega que influyo pero ¿Por qué China que
había inventado la imprenta siglos antes no supero a Europa?, los coreanos
inventaron tipos móviles de metal dos siglos antes que Gutenberg lo reinventara
en 1.450. En el 823 d. C los Monasterios chinos tenían tantos libros que
inventaron estanterías giratorias.
HAY 3 ARGUMENTOS PROBABLES PARA RESPONDER A LA PREGUNTA
1-La Ciencia Evoluciona
Prescindiendo de la Fe y la Religión. (Postulado por Comte)
3- La Ciencia se origino con
el Cristianismo
DESARROLLO
1-La Ciencia Evoluciona Prescindiendo de la Fe y la Religión. (Postulado por Comte)
Voltaire (1694-1778)
Deista supone a Dios como un relojero, sin embargo no cree en la intervención
divina en los asuntos humanos y denuncia el providencialismo.
su filosofía práctica
prescinde de Dios, aunque Voltaire no es ateo: como el
reloj supone el relojero, el universo implica la existencia de un «eterno
geómetra» (Voltaire es deísta).
Sin embargo, no cree en la
intervención divina en los asuntos humanos y denuncia el providencialismo en su
cuento filosófico Cándido o el
optimismo (1759).
Predijo erróneamente que 100 años después de su
muerte el cristianismo ya no existiría, en cambio 50 años después de su
fallecimiento su casa fue usada por la Sociedad Bíblica
Denis Diderot (1713–1784)
Disertaba sobre como solventar los problemas de como comenzó el cosmos y podía
existir sin un creador y teorizaba sobre como la vida podía venir desde materia
inorgánica. de acuerdo a Dupré, Diderot concluía que si uno abandona el
principio no probado de que el cosmos debe tener un comienzo,[entonces
la necesidad de encontrar una "causa eficiente" deja de ser un
problema y el origen de la vida pude ser un proceso natural en la evolución
interna de la materia
HUME (1711-1776) Hume afirma
que todo conocimiento deriva en última instancia de la experiencia sensible,
siendo esta la única fuente de conocimiento y sin ella no se lograría saber
alguno.
COMTE (1798-1857)
Se trata de una premisa que, desde los días de Comte (1798-1857) y el
surgimiento del positivismo, es difícilmente aceptable por las comunidades
científicas.
Positivismo: (Como sistema o método filosófico, niega la
validez de las especulaciones metafísicas, y mantiene que los datos de la
experiencia de los sentidos, son los únicos objetos y el supremo criterio del
conocimiento humano. Como sistema religioso, el Positivismo niega la existencia
de un Dios personal y toma la humanidad, el “Gran Ser”, como objeto de su
veneración y culto) Comte mantiene, como una ley manifestada por
la historia, que cada ciencia pasa a través de tres sucesivas etapas: la
teológica, la metafísica y la positiva; que la etapa positiva, que rechaza la
validez de la especulación metafísica, la existencia de las causas finales, lo
conocible de lo absoluto, y se confina al estudio de los hechos experimentales
y sus relaciones, representa la perfección del conocimiento humano
Pero el error de Comte y los positivistas ha sido
la carencia de un sentido histórico en su estudio de la ciencia, pues la ciencia es un movimiento intelectual con
una historia específica. Contrariamente a lo que se supone es usual, los dogmas
de fe cristianos permitieron el cultivo de cosmovisiones y actitudes que
favorecieron el auge de la ciencia, de forma tal que su participación en el
origen de la ciencia es bastante amplia.
En primer
lugar, es necesario reconocer parcialmente la validez del argumento de aquéllos que acreditan a los
griegos como los propulsores de la ciencia contemporánea. Si entendemos “ciencia” como una colección sistemática de
conocimiento sobre la naturaleza a base de la razón y de la experiencia, entonces, ciertamente los griegos han formulado una
importante contribución, pues, como ninguna otra civilización, ellos sentaron
las bases para el uso de la razón. No en vano este aspecto de la
filosofía griega fue aceptado y valorado por la Iglesia, pues hasta al día de
hoy se enseña la lógica aristotélica en los seminarios.
Pero el mero
uso de la razón no garantiza el desarrollo de la ciencia, ya que los ejercicios
racionales pueden partir de premisas aparentemente verdaderas, pero que bien
podrían ser declaradas falsas por la experimentación. De hecho, aun con su
refinada geometría euclidiana y lógica aristotélica, los
griegos no pudieron desarrollar la ciencia, en el sentido que hoy la entendemos.
Los griegos
desarrollaron el conocimiento de entidades abstractas, pero tuvieron muy poco
interés en conocer la realidad material del mundo, pues de forma, quizás,
sorprendente no parecían estar demasiado interesados en confirmar con la
experiencia lo que creían conocer con la razón.
No deja de ser irónico que un refinador de la
lógica como Aristóteles afirmase que los cuerpos, entre más pesados sean,
llegan más rápido a la superficie terrestre al dejarse caer desde una altura
(De Caelo, Libro II) –juicio que podría resultar bastante lógico– sin
tomarse la molestia de elaborar una verificación empírica tan sencilla como la
que, unos veinte siglos más tarde, haría Galileo para terminar de refutar
semejante juicio.
ERROR DE LOS
GRIEGOS: Si bien los griegos aportaron un importante
elemento al desarrollo de la ciencia, a saber, su racionalismo, también tenían otros obstáculos que impidieron el desarrollo
científico. Estos obstáculos provenían principalmente de su cosmovisión, lo
mismo que la cosmovisión de otras civilizaciones ajenas a Occidente.
Mientras que los griegos cultivaron un gusto por
pensar, sus cosmovisiones limitaron la observación, dando por sentado que el
mero ejercicio racional era confiable en el conocimiento del mundo sin la
experimentación.
3- La Ciencia se origino con el Cristianismo
Un Dios Racional
Quizás el
aspecto más favorable de esta cosmovisión para el
desarrollo de la ciencia es la convicción de un Dios racional y cuyo gesto
creativo, por extensión, también lo es. Alfred North Whitehead (1997)
fue, quizás, el primer filósofo de la ciencia en el siglo XX en reivindicar la
herencia cristiana de la ciencia. Para este eminente pensador inglés, la
ciencia no hubiese sido posible sin la noción desarrollada en la Edad Media,
según la cual Dios es racional. Siendo un Dios racional, su creación también lo
es. Y, puesto que el mundo es racional, es inteligible
al hombre, motivando así su estudio. Sin la convicción de que el mundo ha sido
creado por una inteligencia superior, el hombre encontraría a la naturaleza
difícil (por no decir imposible) de comprender y renunciaría a la búsqueda de
su conocimiento y comprensión.
El
atributo de la racionalidad a Dios somete su creación a leyes fijas, pues un
mundo racionalmente diseñado no sería concebible sin esas leyes. el equilibrio bíblico se inclina mucho más hacia un mundo racional
inteligible por la mente humana, que hacia un mundo caótico e injusto sólo
comprendido por Dios
Alfred
North Whitehead acreditaba a la filosofía cristiana medieval por ser la formadora
de esta cosmovisión; pero, a decir verdad, los medievales no hicieron más que
formalizar unos principios que ya se encuentran firmemente enraizados en la
Biblia. Al crear el mundo, Dios vio que era bueno (Génesis 1:10; 1:12; 1:18; 1:20; 1:25; 1:31) y puesto que la
creación es buena y, por extensión, racional y ordenada, el funcionamiento del
mundo marcha sobre la base de principios fijos.
Si
no hubiese aparecido la idea de un Dios racional, sino que hubiese persistido
la idea de dioses irracionales enfrentados en batallas para crear el mundo, la
naturaleza no sería concebida como un sistema lo suficientemente ordenado y
racional como para ser inteligible a la mente humana.
LOS HOMBRES A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS
Además
de un Dios racional, la Biblia concibe un hombre que, creado a Su imagen y
semejanza (Génesis 1:26), también es racional. En este
aspecto, la cosmovisión bíblica no está demasiado lejos de los griegos, quienes
consideraban al hombre un animal racional (Aristóteles, Política,
1332b). Sabiéndose racionales, los hombres están en
disposición de conocer el funcionamiento de las cosas.
La
diferencia respecto de los griegos es que, en la cosmovisión bíblica, el hombre
es racional por ser creado a imagen y semejanza de Dios. Puesto que, a diferencia de los griegos, los judíos y cristianos se
creen creados semejantes a Dios, sienten una vocación
por conocer el funcionamiento del mundo creado por Dios.
LA CREACIÓN DE LA NADA
De
la Biblia también se desprende la noción de la creatio ex nihilo, a
saber, la idea según la cual el mundo fue creado de la nada1, doctrina ampliamente elaborada y
difundida por los medievales. Esta es una innovación fundamental de la
cosmovisión judaica y cristiana, pues virtualmente es
inexistente en otras culturas.
A los griegos les
resultaba particularmente extraña, pues concebían la eternidad de la materia a
la cual un demiurgo sólo le daba formas. La creencia de que algunas cosas son
eternas y existen desde antes de la creación desmotiva la indagación
científica, pues concede estatuto divino a ciertas entidades, prohibiendo su
manipulación para ser observadas. El pensamiento religioso griego tenía una
continua tendencia hacia el panteísmo; puesto que la materia es eterna, se considera
divina, y, siendo la materia divina, no se propicia su examen a partir de
observaciones científicas. Si se cree que la naturaleza es, en sí misma, divina
y no producto de la creatio ex nihilo, también se cree que esta puede
estar por encima del sometimiento de las leyes universales. En otras palabras,
puesto que la naturaleza es divina, no está sujeta a leyes fijas, con lo cual
la forma en que esta noción obstaculiza la ciencia es bastante evidente.
El
hombre, separado de la naturaleza, no siente ninguna participación mística (por
emplear la frase de Levy-Bruhl) con ella y no siente restricciones en
conocerla, puesto que no la considera divina en sí misma. La Biblia aniquila la
visión organimista del mundo, según la cual la naturaleza es un gran organismo con
vida propia.
La
concepción panteísta de la naturaleza cultiva un conformismo y una pasividad
incompatible con la indagación científica. El hombre
de cosmovisión panteísta no desea perturbar una naturaleza a la cual cree
enteramente animada y, si llega al extremo lógico de la eternidad de la
materia, la cree divina.
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